sábado, 24 de noviembre de 2012


Tarde o temprano, aprendemos que los amores más grandes pueden terminar en una sola noche. Que los mejores amigos pueden transformarse en grandes desconocidos y que éstos pueden convertirse en grandes amigos.
 Tarde o temprano, aprendemos que nunca terminamos de conocer a alguien, ni siquiera a nosotros mismos. Que el “nunca más” nunca se cumple, y que el “para siempre” siempre termina.
Tarde o temprano, aprendemos que con fe y esfuerzo todo se puede: el que quiere puede, logra y consigue.
Tarde o temprano, aprendemos que el físico se pierde con los años pero los sentimientos no, porque ciertamente el físico atrae, pero es la personalidad la que enamora.
Tarde o temprano, aprendemos el por qué de muchas cosas, aunque a veces haya razones que el corazón no entiende.
Tarde o temprano, aprendemos a querernos más a nosotros, porque nadie vale más que uno mismo, ni si quiera el ser que más amamos.
Tarde o temprano, aprenderemos que las palabras se las lleva el viento, pero que los recuerdos siempre quedarán en nuestro corazón.
Y tarde o temprano, lograremos comprender que la vida se hizo para mirar para adelante, porque el tiempo no vuelve y tarde o temprano, todo se puede terminar.





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