Volví a dejarme querer, volví con ganas de volver. Volví a entender
que todo empieza donde acaban mis pies. Volví a dejarme soñar, volví sin miedo
y sin dudar y otra vez, otra vez, todo es empezar.
Mientras quede algo de mí, ningún lugar me está prohibido. Empecé a
escuchar la voz de mis latidos.
Volé muy alto, llegué más lejos, me puse a flote izando el viento y
achicando el corazón.
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