Tarde o temprano, aprendemos que
los amores más grandes pueden terminar en una sola noche. Que los mejores
amigos pueden transformarse en grandes desconocidos y que éstos pueden
convertirse en grandes amigos.
Tarde o
temprano, aprendemos que nunca terminamos de conocer a alguien, ni siquiera a
nosotros mismos. Que el “nunca más” nunca se cumple, y que el “para siempre”
siempre termina.
Tarde o temprano, aprendemos que
con fe y esfuerzo todo se puede: el que quiere puede, logra y consigue.
Tarde o temprano, aprendemos que
el físico se pierde con los años pero los sentimientos no, porque ciertamente
el físico atrae, pero es la personalidad la que enamora.
Tarde o temprano, aprendemos el
por qué de muchas cosas, aunque a veces haya razones que el corazón no
entiende.
Tarde o temprano, aprendemos a querernos más a nosotros, porque nadie
vale más que uno mismo, ni si quiera el ser que más amamos.
Tarde o temprano, aprenderemos que las palabras se las lleva el viento,
pero que los recuerdos siempre quedarán en nuestro corazón.
Y tarde o temprano, lograremos
comprender que la vida se hizo para mirar para adelante, porque el tiempo
no vuelve y tarde o temprano, todo se puede terminar.