¿Qué es lo verdaderamente
importante? Busco en mi interior la respuesta, y me es tan difícil de
encontrar. Falsas ideas invaden mi mente, acostumbrada a enmascarar lo que no
entiende, aturdida en un mundo de irreales ilusiones, donde la vanidad, el
miedo, la riqueza, la violencia, el odio, la indiferencia, se convierten en
adorados héroes. No me extraña que exista
tanta confusión, tanta lejanía de todo, tanta disolución. Me preguntas cómo
se puede ser feliz, cómo entre tanta mentira puede uno convivir, cada cual es
quien se tiene que responder, aunque para mí, aquí, ahora, y para siempre: queda
prohibido llorar sin aprender, levantarme un día sin saber qué hacer, tener
miedo a mis recuerdos, sentirme sólo alguna vez.
Queda prohibido no sonreír a los problemas, no
luchar por lo que quiero, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad mis
sueños.
Queda prohibido no
demostrarte mi amor, hacer que pagues mis dudas y mi mal humor, inventarme cosas
que nunca ocurrieron, recordarte sólo cuando no te tengo.
Queda prohibido
dejar a mis amigos, no intentar comprender lo que vivimos, llamarlos sólo
cuando los necesito, no ver que también nosotros somos distintos.
Queda prohibido no
ser yo ante la gente, fingir ante las personas que no me importan, hacerme el
gracioso con tal de que me recuerden, olvidar a todos aquellos que me quieren.
Queda prohibido no
hacer las cosas por mí mismo, no creer en mi Dios y hacer mi destino, tener
miedo a la vida y a sus castigos, no
vivir cada día como si fuera el último suspiro.
Queda prohibido
echarte de menos sin alegrarme, odiar los momentos que me hicieron quererte,
todo porque nuestros caminos han dejado de abrazarse, olvidar nuestro pasado y
pagarlo con nuestro presente.
Queda prohibido no
intentar comprender a las personas, pensar que sus vidas valen más que la mía,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha, sentir que con su falta de
amor se termina.
Queda prohibido no
crear mi historia, dejar de dar las gracias a mi familia por mi vida, no tener
un momento para la gente que me necesita, no comprender que lo que la vida nos
da, también nos quita.
